Hay días en los que los rayos del sol me despiertan metido en faena • Sus destellos me dan de lleno en los ojos con el pensamiento perdido en lo que nos deparará la jornada que viene; algunos amanecen grises, o amenazando lluvia o simplemente lloviznando... • Cada día me encuentro con la atractiva imagen de un amanecer siempre distinto que ocupa todo el espacio disponible de mi mesa de trabajo • Todo, todo se mueve; nada está quieto.. • Contemplo felizmente el resultado y me pongo a pensar en una frase que sea breve, sencilla, fácil de recordar y tremendamente efectiva, contundente: «Buenos días» (... esta es perfecta...!) • Si alguna vez no veo amanecer, porque la almohada se me pegó..., entonces, los días se me juntan, uno contra otro, como si el lunes y el martes fuesen el mismo día: «lunesmartes»... • Cuando esto ocurre espero al siguiente para poder crear el anuncio de cada día...